Los tiempos han cambiado. Mucho. En la mayoría de los casos
nuestros padres han trabajado durante toda la vida en la misma empresa. No
hemos salido de pobres, pero como poco ha habido un sueldo fijo en casa. Esa es
la principal razón por la que nuestros padres, cuando salimos de la universidad,
desean que hagamos lo mismo que ellos: aprobar unas oposiciones y obtener una
plaza fija en alguna administración o bien ser contratados de forma indefinida
en una empresa importante de nuestra localidad, a poder ser a menos de 2 km de
casa y que podamos ir andando a trabajar.
Todo eso está en extinción. Sobran funcionarios y personal público.
Las empresas cada vez pueden contratar menos, y aún peor si hablamos de
contratos indefinidos, porque el mercado no se lo permite. Hemos entrado en
otra época, la de las nanoempresas. Sí, personas que realmente no constituyen
en sí una empresa pero que prestan servicios a otras personas o empresas para
así “ganarse la vida”. Con algunos ejemplos lo veremos claro:
¿Quién no conoce a un compañero de la universidad que los
fines de semana es árbitro de fútbol o baloncesto? ¿Y los músicos o escritores
que suben sus creaciones a portales especializados y los venden? ¿Qué pasa con
los blogueros de éxito que ganan dinero por la publicidad que puede verse en
sus blogs y otros medios de comunicación 2.0? ¿Hablamos de los especialistas en
una materia concreta que se dedican a ganarse la vida como conferenciantes y docentes
de cursos?
Siempre digo a los alumnos en las sesiones que tengo
oportunidad de impartir sobre motivación al autoempleo que cuando terminen sus
estudios universitarios deben preocuparse por especializarse en aquello que más
les guste, si es posible. Y si no, en aquello que crean que tiene mayores
expectativas laborales. Cuando incidimos en la formación focalizada en un
aspecto muy concreto de un sector de actividad próspero y en desarrollo, el
trabajo (que no las ofertas) están a la vuelta de la esquina. Hazte
especialista en algo y podrás conseguir ingresos de diversas formas:
1º) Ofertas de empleo
(trabajo por cuenta ajena). La más deseada y la que siempre ha sido más fácil
de lograr. Pero los tiempos que corren lo han complicado demasiado.
2º) Emprender y
comenzar una actividad profesional independiente (abogado, arquitecto, fotógrafo,
etc) o una actividad empresarial (autoempleo).
Diriges tu propia empresa, sin límite de beneficios, flexibilidad de horarios, no
recibes órdenes constantes de superiores, autorrealización, sentido de
responsabilidad social, creación de empleo y riqueza para tu localidad. Por el
contrario, no tienes la seguridad de un sueldo fijo (pero limitado y
seguramente muy mejorable), trabajas más horas que por cuenta ajena (pero con
mayor pasión y satisfacción personal) y estás pendiente de tu empresa dentro y
fuera de tu horario laboral (si no lo haces tú, ¿quién lo va a hacer?). Piensa
que todas las personas que hoy en día trabajan por cuenta ajena lo están gracias
a que alguien en un momento determinado decidió arriesgarse y emprender un negocio.
3º) Colaborar y
cooperar con otros profesionales independientes en el desarrollo de
productos o servicios como pueden ser la organización de eventos, edición de publicaciones,
traducción de textos o creación y grabación de un videoclip para la promoción
de un tema musical o un artista.
4º) Impartir cursos
o módulos de cursos relacionados con tu formación y experiencia profesional.
Aprovecha bien tu primera oportunidad para que vuelvan a contar contigo. Para
eso prepara bien tu curso o ponencia. Ensaya mil veces hasta que lo tengas
completamente controlado y ten en cuenta que siempre pueden surgir imprevistos.
Si lo superas con nota te volverán a llamar y el boca a boca hará el resto para
que seas llamado de otras empresas o entidades.
5º) Abrir un blog,
crear un sitio web, desarrollar un canal en Youtube, etc. para obtener ingresos
vía publicidad de otras empresas que deseen publicitarse utilizando el éxito de
nuestros contenidos. Hay muchos proveedores de este tipo de servicio.
6º) Crear una tienda
online. Si vendes productos físicos puedes crearlos y almacenarlos tú mismo
en tu casa o en cualquier otro lugar de tu propiedad o prestado. Pero también
puedes no tener que almacenarlos (ni siquiera verlos) haciendo de intermediario
entre cliente y un mayorista con el que llegues a un acuerdo. Esta última
modalidad se denomina Dropshipping y es una tendencia que está en auge ya que
nos ahorramos los costes de almacenamiento y distribución. Si consigues vender
productos suficientemente demandados por el mercado y los márgenes unitarios de
beneficio de los productos son más o menos elevados, vendiendo un centenar de
productos al mes puedes conseguir más que un sueldo mileurista.
7º) Especialízate en un deporte y hazte monitor o árbitro. A pesar de la tremenda crisis, se sigue
practicando muchísimo deporte. Hay miles y miles de personas que desean recibir
clases de pádel, tenis o pilates. De la misma forma, se necesitan árbitros y
jueces (profesionales o no) para regular y valorar cada evento deportivo.
8º) Otra buena opción es ejercer como guía turístico y prestar nuestros servicios de forma
esporádica a otras empresas. Y siguiendo con el tema turístico, una opción muy
frecuente es trabajar como animador de
eventos, cuentacuentos o DJ en fiestas y otros eventos como las bodas.
9º) Si crees que llevas un artista dentro, prueba a serlo profesionalmente. Actriz de cine,
futbolista, cantante, guitarrista, escritor, bailarina, tenista, presentador de
televisión, etc. Convierte tu pasión en tu profesión y modo de vida.
10º) Siempre nos quedará echar una Primitiva, el
Euromillones o comprar el cupón de la ONCE por si tocan y nos hacemos
millonarios de la noche a la mañana. Aunque tampoco está mal la idea de asistir
a concursos de televisión que cada día reparten miles de euros. Nunca se sabe.
Ahora tú decides. Lo más cómodo es esperar a que te llamen
(opción 1). Lo apasionante y a la vez más complicado es emprender cualquiera de
las restantes opciones. Seguro que existen otras formas de obtener ingresos
económicos aplicando nuestros conocimientos. ¿Qué más se te ocurre?
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