Pero todo eso pasó a la historia. Sobran funcionarios. Las
ofertas de empleo público se han minimizado. Incluso algunas se han suspendido,
como es el caso de las pruebas
de acceso para los profesores de secundaria en Andalucía. Miles de
estudiantes, universitarios y no universitarios, habían proyectado a medio
plazo prepararse unas oposiciones. Muchos decidieron o han decidido continuar
pese a que está más difícil que nunca. Otros tantos han desistido buscando
otras posibilidades laborales o, al menos, han aplazado en el tiempo
presentarse a pruebas para ser funcionario.
Nos quedan tres opciones si desechamos las oposiciones:
trabajar por cuenta ajena con contrato laboral, trabajar de forma particular
sin estar dado de alta en la Seguridad Social (clases particulares, diseño web
e imagen corporativa, servicios de peluquería, etc.) o emprender y constituir
una empresa. Claro, que el trabajo por cuenta ajena es el gran problema de este
país, dado que las empresas no tienen recursos para contratar a nuevos
empleados entre otras cosas porque su mercado está cubierto por el personal del
que disponen.
Hagamos una reflexión. ¿Cuánto
tiempo existe entre el inicio de la preparación para unas oposiciones hasta que
finalmente se consigue la plaza (en el mejor de los casos)? Y por otro lado, ¿cuánto tiempo es necesario para
emprender una actividad empresarial y conseguir obtener ingresos suficientes
para obtener al menos un sueldo mensual estable? En ambos, evidentemente,
depende del caso. Pero en el primero lo normal es que transcurran entre 4 y 6 años
para conseguir una interinidad y para conseguir ser funcionario de carrera
entre 2 y 6 años más (siempre teniendo en cuenta que depende esfuerzo del
opositor/a y la suerte que también juega). En el segundo caso, el del
emprendimiento, desde que concebimos la idea de negocio posiblemente tardemos
entre 1 y 2 años para registrar la empresa y comenzar a operar en el mercado,
pero el riesgo es mucho mayor que en el caso de las oposiciones: no tenemos
asegurado el éxito permanente (siendo funcionario lo que se logra es la
estabilidad laboral) y tampoco nos asegura nadie que vayamos a conseguir el
éxito a las primeras de cambio. En este punto reproduzco unas de las frases que
siempre llevo conmigo: el éxito se
construye a base de fracasos.
Entonces, ¿qué hacemos? ¿Qué camino tomamos si no hay empleo
por cuenta ajena, las oposiciones están muy complicadas y ser empresario es una
aventura? La decisión es muy comprometida. Es un dilema. Pero hay un caso en el
que está clarísimo el camino a tomar. ¿Crees
que tienes un hobby que puede convertirse en un negocio? Entonces emprende.
No hay mejor trabajo que el realizado por cuenta propia en algo en el que nos
sentimos plenamente realizados porque es nuestra afición y a lo que hemos
dedicado ya muchas horas de nuestra vida. Ya tienes grandes conocimientos del
sector y sobre cómo funciona el mercado, seguro que ya tienes contactos para
hacerte un hueco o cooperar con ellos y amigos con quienes poder probar la
utilidad de tus productos o servicios.
Si es tu caso, piensa, reflexiona, pasea por la playa, el
campo o con tu perro, coge un folio en blanco y el bolígrafo que más te guste y
comienza a anotar todo lo que se te ocurra. Ordena las ideas y subraya las
necesidades que tienes de recursos humanos, financiación, inversión, difusión,
elaboración del producto o servicio, etc. Apóyate en tu familia y amigos. Te aseguro
que cuando termines este ejercicio, que requiere de tiempo e investigaciones
previas, sentirás ansias de continuar con el proyecto. ¡Eso no puede quedar en
un cajón o en el cubo de la basura!
Ahora haz un segundo ejercicio mental. Imagínate dentro de…
7 años. Imagínate trabajando por cuenta propia, en un local o desde casa, con
flexibilidad horaria, sin limitación de sueldos ni vacaciones, con decenas y
decenas de nuevos contactos que seguro te supondrán muchas cosas buenas, y
donde tú manejas el barco. Ahora piensa en lograr ser funcionario, con un buen
sueldo y estabilidad laboral, pero sin la flexibilidad, la libertad de no tener
jefes para quien trabajar y rendir cuentas, y sin tener limitado el sueldo
independientemente del esfuerzo que hagamos durante nuestra vida laboral.
Y si no tienes un hobby definido, puede que tengas una gran
experiencia del sector laboral en el que has trabajado durante años. También es
un buen punto de partida para emprender, aunque eso sí, te costará más trabajo
porque realmente no tienes esa pasión por lo que haces. Lo que ocurre es que en
la mayoría de las ocasiones conocer bien un tema da mayor fiabilidad al
proyecto que la pasión sin experiencia.
Concluyendo. Si no tienes altas expectativas laborales por
cuenta ajena, piensa seriamente en el autoempleo. Cursos y atenciones
personalizadas no te van a faltar. Y a pesar de que no recibimos todo el apoyo
que merecemos de las administraciones públicas (pagamos demasiados impuestos y
no pagan a tiempo las ayudas, entre otras cosas), si la idea es buena y se es
perseverante al final consigues el éxito. ¿Sabes que dicen que se
necesitarían en España al menos un millón de empresas para salir de la crisis?
Si la financiación es un obstáculo, piensa en todo el dinero que te gastarás en aprobar unas oposiciones
y conseguir plaza: tasas, temarios, academias, papelerías, gasolina, etc. Por no hablar del sacrificio diario de meterse en una habitación durante horas y horas saliendo sólo para comer y dormir. Tal
y como está el patio, prefiero emprender mil veces a estudiar unas oposiciones.
Se tarda mucho menos en obtener ingresos y, aunque no te aseguran el éxito
durante toda tu vida laboral, ni te imaginas lo alto que puedes llegar a volar
(hablo de ingresos, prestigio, contactos, creación de riqueza y empleo). Piensa
que todas las personas que trabajan por cuenta ajena lo hacen gracias a que alguien
se aventuró y creó una empresa. ¿Realmente es más interesante estudiar oposiciones
que emprender? Piénsalo. Lo que necesitas es ser valiente y decirle a tu madre:
mamá, voy a emprender un negocio.
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